Descripción
Tener un elefante no es para cualquiera.
Y menos que menos,
si anda con la trompa por el piso.
Por suerte, a la niña de esta historia
le sobra la imaginación.
Tener un elefante no es para cualquiera.
Y menos que menos,
si anda con la trompa por el piso.
Por suerte, a la niña de esta historia
le sobra la imaginación.
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